Nos hospedamos un hostal/albergue muy céntrico, Hostal Napoleón, que lo mejor que tiene es como adelanté la localización, ya que por lo demás es bastante cutre, el agua caliente la mitad de las veces no va, y únicamente cuenta con dos baños para todos los huéspedes.
El viernes noche tuvimos la primera alegría del viaje que no esperábamos, ya que cenamos con un viejo amigo del colegio mayor, mítico Nachino, que estaba de vacaciones con su novia por Rusia después de haber realizado una beca ICEX en Moscú. Si bien ellos después de la cena se tuvieron que ir ya que cogían el tren hacia San Petersburgo, Frank y yo continuamos la noche en un bar llamado Real McKoy, bastante recomendable por el ambiente.

El sábado estuvimos en un festival de música electrónica, una mezcla entre frikies rusos y perros flauta, que la verdad no mereció los ocho euros pagados por la entrada. En dos días hemos podido comprobar que nos tenemos que ajustar el gasto, o a los dos meses con el presupuesto límite que nos pusimos para el total del viaje, 15 mil euros, estamos de vuelta antes de llegar a Pekin.
El domingo por fin partimos hacia nuestro primer destino, Nizhny Novgorod, donde comienza el verdadero recorrido por la Rusia profunda, y como no podía ser menos, cogimos el tren casi en marcha (después de dormir apenas tres o cuatro horas), gracias a un “dimitri” taxista bastante apañado, con la azafata rusa bajándome la maleta del tren porque no encontraba el billete justo unos segundos antes de ponerse en marcha. Como veis en la foto, mi primera toma de contacto con el transiberiano, no fue todo lo glamurosa que podría esperarse.
Queremos una foto con katiuskas y gorros, sin nada de ropa y una botella de vodka. No hay cojones.
ResponderEliminarSaludoskis y pasarlo de putoski madre.
Isma (anchoa matutina)
Isma, mejor esa foto de unas rusas no? que si no no hay quien pueda leer el blog sin que le duelan los ojos
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