sábado, 20 de febrero de 2010

El largo camino hasta Chile. Enhorabuena Charly y Evelyn !!!

Tras casi seis meses en Asia el último mes del viaje decidimos pasarlo en Sudamérica, en lo que ha resultado ser un periodo de descompresión ante nuestro inminente aterrizaje en España. Y es que si en Filipinas ya nos encontramos un poco más cerca de casa, en Sudamérica que os voy a contar. La parte más de aventura se daba por terminada y un periodo de un mes más cercano a unas vacaciones daba comienzo

El viaje desde Boracay hasta Santiago de Chile un cansado trasiego de aviones. Desde Boracay (aeropuerto de Calibo) vuelo a Manila y desde allí hasta Bangkok. Hicimos noche en el aeropuerto para continuar hasta Singapur y enlazar otro vuelo hasta Brisbane. En Brisbane nos quedamos un par de días y alquilamos un coche para visitar las playas de la costa conocida como Sunshine al norte de la ciudad. De vuelta a la civilización occidental, y lo que es más duro, a los precios anglosajones, y es que hasta pedirnos una botella de agua nos dolía en el alma después de estar acostumbrados a los "regalos" asiáticos.

De Brisbane volamos a Auckland, donde pasamos otro par de días pero del que poco os puedo contar, ya que fue el comienzo de la única semana enfermo que he pasado durante todo el viaje, y casi no salí del hostal. Dos países para visitar en otro momento y sin duda con otra mentalidad de viaje. Algo hay que dejarse para otras ocasiones.

De Auckland por fin vuelo directo hasta Santiago de Chile, donde nos esperaba en el aeropuerto nuestro amigo albaceteño Sir Charlsss con una orgullosa sonrisa en la boca, ya que el día anterior había sido padre junto a Evelyn de una niña llamada Cristina de nada más que casi 4 kg de peso. Es lo que tiene el gen Tarancon.

Cuatro días en Santiago en el que tuve que conocer a Cristina a distancia ya que todavía me encontraba enfermo, y en el que nos quedamos los primeros días en casa de Charly, en lo que fue nuestro primer contacto con un hogar tras seis meses de viaje. Qué gozada. Y para completarlo, se encontraban allí también sus padres, que uno de los días nos homenajearon con un cocido y unas croquetas que dado mi estado no pude saborear como se merecían.

De Santiago poco que contar, pués a parte de continuar enfermo, más allá de su espectacular localización al lado de la cordillera de los Andes no me pareció que tuviera mucho que resaltar. El último día, en el que ya me encontraba mejor, nos acercamos a la costera y querida ciudad de Neruda, Valparaíso. Excursión de un día que recomiendo aunque sólo sea por sus coloridas casas y sus empinados cerros en torno a la playa.


17. Chile

viernes, 19 de febrero de 2010

Cura de playa en Filipinas

Nada más aterrizar en Manila te das cuenta que los filipinos son diferentes al resto de los asiáticos. La sonrisa y el humor como bandera y la cercanía de los filipinos te hacen sentir más cerca de casa, en una forma de ser que nos parecía una mezcla entre Asia y Sudamérica. El descubrimiento del viaje, y sin duda, el primer lugar al que volvería de los visitados en Asia, ya que con más de 7 mil islas está claro que nos quedó mucho por conocer.


De Bangkok volamos a Manila, para rápidamente dirigirnos hasta la isla de Boracay en la que nos quedamos durante una semana. Una isla de ambiente relajado y todavía sin masificar, donde los turistas extranjeros no superan en número a los locales, siendo sorprendentemente los rusos son los más numerosos del lugar. Las playas del oeste de la isla no tienen nada que envidiar a las mejores que hemos visto durante el viaje (que seguramente hayan sido las Islas Guili en Indonesia o Pulau Tioman en Malasia) y que diariamete por la noche se convierte en un paradisíaco lugar para tomarse unas copichuelas y el bailoteo. Mientras que las playas del este, con el viento acudiendo puntual a su cita, las hacen perfectas para la práctica del kitesurf. Aprovechamos por tanto para darnos los baños playeros que echamos en falta en Kho Phagan, y tomar un curso de Kitesurf durante tres días, en el que aprendimos a ponernos de pie sobre la tabla, no sin dificultades, pero lo suficiente para poder continuar el aprendizaje en otro lugar por nuestra cuenta de este sin duda divertido deporte.

Y si el humor de los filipinos no fuera poco para sentirnos más cerca de casa, el primer día que llegamos nos tomamos un bocata de jamón con un plato de queso manchego. No era un Vega Sotuelamos (años luz), pero después de más de cinco meses echando de menos estos sabores, fue difícil contener las lágrimas. Y es que algo queda de la influencia española en filipinas, aunque solo sean los nombres de las calles y plazas o de muchos de los propios filipinos (rebautizados por los sacerdotes españoles hace más de cuatrocientos años a), y que hace difícil no sonreír cuando te dicen que su nombre es Francisaco Mancebo o Gregoria Hernández.


El dueño del hostal donde nos hospedamos, en otro muestra de simpatía, nos invitó a su casa de la cercana localidad de Calibo (de donde era natural), donde se celebraba la siguiente semana un festival en el que los sonidos musicales y los disfraces que vimos en las fotos nos recordaban al carnaval. Hicimos lo posible por retrasar los vuelos una semana para poder aceptar tal generosa invitación, pero nuestros amigos de LAN Chile y nuestro querido billete de vuelta al mundo no nos lo permitieron (cuando termine el viaje os contaré la guerra que nos ha dado el billete de vuelta al mundo, para posibles interesados), así que lo tenemos como asignatura pendiente para viajes futuros.

16. Filipinas. Boracay

miércoles, 3 de febrero de 2010

Nochevieja en Kho Phagan

Como la diversión viene por la compañía y no por el lugar, decidimos pasar la Nochevieja junto a nuestros amigos Cory y Marco, cuyo destino común era la isla de Kho Phagan en Tailandia. Cory ya se encontraba en la isla calentando motores para Nochevieja, pero se paso de frenada y nos llamo contando que se había fracturado dos costillas en la noche de navidad. Y Marco ya se encontraba con nosotros en Vientián en dirección a Kho Phagan, nuestro nuevo destino para fin de año que venía a sustituir a nuestras añoradas Islas Filipinas.

Hicimos noche en el tren nocturno entre Vientián y Bangkok para llegar a las 6 de la mañana y comprobar que los autobuses hasta Kho Phagan no salían hasta las 21 de la noche, ya que los trenes que hacían dicha ruta estaban todos llenos.

No hay mal que por bien no valga, y tomamos la sabía decisión de pasar el domingo en Bangkok en las carreras de caballos, donde pasamos un día de lo más divertido apostando a las carreras con metodología de la más diversa y que seguro se os hace familiar: “ese lleva los colores del Betis”, “mira con que gracejo trota”, “con ese nombre tan cachondo lo siento pero yo le meto ficha”, con el resultado económico por todos conocido.

Tras un agotador y multitudinario viaje de casi 20 horas entre autobús y bote, llegamos a la isla donde nos esperaba nuestro amigo Cory en estado catatónico. Aunque finalmente las costillas no estaban rotas y tardaría menos en recuperarse de lo inicialmente previsto, tenía quemaduras por todo el cuerpo y le había salido una erupción que hacía que para despertarle por las mañanas usáramos un palo.

Kho Phagan es una isla muy famosa de Tailandia (primera vez que la oía) por sus fiestas de la luna llena, y esta era la primera vez en 18 años que la luna llena coincidía con Nochevieja, por lo que la fiesta estaba garantizada. Lo que a priori suena muy bonito, una vez allí, a los 5 minutos ves que el ambiente es muy semejante a Benidorm o Magalluf en Mallorca. Masificado y bastante cutre. Mucho veinteañero británico, australiano, israelí y nórdico, bebiendo a todas horas en una competición por mostrar quien es el más cuadrado y el más animal. Y para más inri, el porcentaje de chicos vs chicas se puede acercar al de un concierto de Metallica.

Y como siempre hay que hacer en estas ocasiones, donde fueres haz lo que vieres. Así que pasamos cuatro divertidos días playeros con nuestros amigos, saliendo de fiesta y predicando los versos del Peña de Trago, con la única salvedad de una excursión en moto a las playas más tranquilas del oeste de la isla en el día que nos tomamos un descanso.

Con todo lo dicho anteriormente la fiesta de Nochevieja fue espectacular. Cerca de 40 mil personas abarrotando la playa, con juegos con fuego haciendo presencia en cada esquina y donde los locales ponían el punto más divertido con sus técnicas para vender las bebidas. La fiesta continuó hasta mínimo las 9 de la mañana, hora en la que dio paso a desfile de zombis y en la que nosotros pusimos fin a nuestro periplo por las islas tailandesas.


15. Tailandia. Kho Phagan