Desde Kota, partimos hacía la base del Monte Kinabalu, dispuestos a escalar durante dos días sus 4.092 metros de altura que la convierten en la cima más alta de la Isla. Habíamos leído durante nuestra estancia allí, que una japonesa de 90 años había sido la persona de mayor edad en realizar la ascensión, lo que nos daba cierta tranquilidad de que muy difícil no podía ser, aunque ya se sabe que de esta gente te puedes esperar cualquier cosa. Por desgracia, durante los dos días que estuvimos en la base de la montaña, la lluvia no dio tregua, por lo que nos quedamos con las ganas de realizar la ascensión, ya que las piedras de granito que cubren su cima hacen desaconsejable su escalada en dichas condiciones.
Por tanto, emprendimos viaje a Sandokan (100 habitantes), ciudad sucia y solitaria donde las haya, puerta de entrada del Parque Nacional de Sepilok, donde los orangutanes más débiles son alimentados hasta su reincorporación en la jungla, pese a los intentos de los macacos de aprovechar cualquier despiste bien de los orangutanes bien de un turista por arrebatar cualquier manjar.
Tras ver a nuestros primos los orangutanes, nos dirigimos a realizar el remonte del río Kinabantangan, donde habíamos leído que era posible divisar la vida animal de la isla de Borneo en estado salvaje. Resulto ser cierto: cocodrilos, macacos, orangutanes, elefantes pigmeos, … todo esto y mucho más tuvimos la suerte de contemplar en nuestros numerosos paseos en barca durante los tres días que permanecimos en la ribera del río . Lo más gracioso, las excursiones por la jungla nocturna, donde un animal conocido mundialmente como “pájaro común” era suficiente para hacer desenvainar las camaras fotográficas de los turistas más ávidos.
Como colofón a nuestra ruta por Sabah, nos decidimos sacar el curso PADI de buceo en aguas abiertas en Mabul, una isla a 30 kilómetros en el suroeste de Sabah donde se puede observar en menos de un kilometro de distancia los contrastes del turismo en asia. En una mitad de la isla (donde nosotros nos alojamos por ser el único lugar donde se pueden encontrar longhouse económicas) vive la población local entre gallinas y suciedad, donde los niños son más numerosos que las palmeras y andan muchos de ellos en peloteja viva al son de “hello” “hello” al paso del extranjero de piel clara. Una de las noches, una tormenta como yo nunca había visto de lluvia, truenos y viento, hizo estremecer las maderas de las casas y mis intestinos, y que el día siguiente amaneciera con cientos de trozos de madera inundando la playa.
La otra mitad de la isla, dedicada al turismo de lujo donde los resort exclusivos de más de 200 € la noche hacen que el contraste con la chavalada sonriente pero en condiciones sanitarias inexistentes sea todavía más evidente.
En cuenta al buceo, una experiencia que repetiremos en muchos de los destinos que vayamos, ya que cada inmersión que realizamos entre barcos hundidos o precipicios de coral, teníamos la suerte de encontrarnos con todo tipo de fauna marina. Para el ojo del submarinista inexperto, como es mi caso, destacaba como no puede ser de otra forma “los bichos más gordos”, y que en esta caso fueron unas tortugas de más de un metro de diámetro de caparazón, y una espectacular morena gigante, de cabeza como dos veces la mía (o media la del Dro), y torso con más de tres metros de largo.
Con cierta tristeza nos fuimos del lugar, ya que no conseguimos bucear en uno de los santurios del buceo, Sipadan, con una pared vertical de coral de más de 600 metros donde merodean numerosos tiburones blancos, pero la necesidad de tener que reservar con antelación dado su número de plazas limitado para el buceo hicieron imposible este objetivo.
En nuestra vuelta desde Borneo a Singapur, paso por las ciudades de Semporna y Tuwau, donde lo más curiosos fue contemplar como los niños se amontonaban por docenas en los escaparates de un bar para ver como “bailaban” un grupo de occidentales. Así como vuelo obligado a Kuala Lumpur por no haber conexión directa con Singapur, donde tras obligada foto en las Torres Petronas y paseo por el Central Market y la conocida como Plaza Merdeka, fue suficiente para dar por vista una ciudad (“ras, ras”, como dice Peloto) que no nos dijo nada, más allá de la vida que deprende el barrio de Chinatown donde hicimos noche.
06. Malasia. Sabah (Borneo). Octubre 2009 |
Nousen, tu patrocinador ha cambiado su página wes, por una mucho más "clásica". A ver que te parece. Está sin terminar que el abuelito va siempre muy liado, pero ya se va viendo como va a quedar.
ResponderEliminarHola J.A, Tienes un blog realmente maravilloso,lo sigo sin perderme ni un articulo y deseando que llegue el siguiente.Sigue así y no lo abandones
ResponderEliminarNousen, PI tiene vacaciones del 1 al 13 de diciembre, mira a ver donde vais a estar pos si nos pudiéramos acercar. Mándame un email.
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