Obviando este tema, al que volveré más tarde, os contaré que desde Nham Trang cogimos un vuelo a Hanoi, la capital de Vietnam (3,5 millones). Ciudad más acogedora que Saigon y algo más accesible dado su población. La zona de mochileros tiene un ambiente más natural que en Bangkok y Saigón, donde las sillitas de cumpleaños vuelven a hacer acto de presencia en todas las callejuelas del centro, con la cerveza más barata que hemos encontrado hasta la fecha (0,1 euros).
De Hanoi, nos acercamos en autobús hasta la ciudad de Nin Binh, donde nos alquilamos unas motos para poder recorrer sus alrededores, principalmente la conocida como “Halong del interior”, Tam Coc. Multitud de formaciones rocosas que surgen entre campos de arroz, agujereadas por grutas y cuevas que vas atravesando durante una relajada visita en barca, empujadas por remeros que han aprendido a alternar brazos y piernas en sus paladas (eso sí que es optimizar recursos).
De Nin Binh nos dirigimos a la famosa Bahía de Halong en agotador transporte local. Ante nuestra sorpresa, lo que en un principio parecían ser tres asientos por fila, resultó que era posible encajar a seis vietnamitas como piezas del tetris nada menos que durante 5 horas. En las filas donde estábamos nosotros, dado que ocupamos como un 50% más que un vietnamita, se conformaron con 5.
La Bahía de Halong es espectacular. Más de tres mil pequeñas islas en un reducido espacio en el golfo de Tonkín, donde las rocas surgen del mar en todos sus rincones. La bruma hace acto de presencia durante casi la totalidad del día, y ayuda a sumarle magia al lugar.
El lado negativo, como no podía ser otro, la marea de turistas con las que estás obligado a visitarla bahía (dos días y una noche que pasamos en un barco chino) y la actitud de los vietnamitas del lugar. Personalmente toque fondo con lo que respecta a los sitios turísticos, y decidí que no me compensa por muy bonito que sea el lugar estar rodeado de dicha atmósfera.
Por tanto, tras estrujarnos la cabeza en buscar la mejor forma de alejarnos de dicho mundo temporalmente (seguro que tras un poco de incomodidades apetece volver), y tomando como referencia el viaje en moto que nuestro amigo Cory nos había contado por el norte de Vietnam, tuvimos una idea “brillante” que nos permitiría movernos con libertad y alejarnos de las principales atracciones turísticas, sin tener que sufrir la falta o la lentitud eternizante de los medios de transporte locales. Comprarnos una moto y recorrer con ella el norte de Vietnam y Laos hasta Bangkok.
12. Vietnam. Hanoi y Halong |
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